Se considera snuff a las películas que contienen
muertes reales, filmadas por motivos económicos
para ser parte de un video que será distribuido
en un circuito comercial, y no a las muertes que pueden
llegar a aparecer, por ejemplo, en las noticias.
El rumor de la existenicia de este tipo de films nació a principios de los 70s, cuando el clan de Charles Manson robó un camión de la cadena de televisión NBC, lleno de cámaras y de film, con el supuesto propósito de registrar sus matanzas.
La primera película que se comercializó como si fuera realmente de snuff fue una consecuencia de Slaughter(matanza), filmada en la Argentina en 1971. Esta película, dirigida por Michael y Roberta Findlay (importantes directores del circuito under), era una réplica de los asesinatos perpretados por el clan Manson, y no fue estrenada.
El rumor de la existenicia de este tipo de films nació a principios de los 70s, cuando el clan de Charles Manson robó un camión de la cadena de televisión NBC, lleno de cámaras y de film, con el supuesto propósito de registrar sus matanzas.
La primera película que se comercializó como si fuera realmente de snuff fue una consecuencia de Slaughter(matanza), filmada en la Argentina en 1971. Esta película, dirigida por Michael y Roberta Findlay (importantes directores del circuito under), era una réplica de los asesinatos perpretados por el clan Manson, y no fue estrenada.
En 1976, para
recuperar el dinero invertido, el productor Allan Shackleton
decidió agregarle algunas escenas de muertes
(falsas), cambiarle el título, que pasó
a ser Snuff, y reestrenarla con un impactante subtítulo:
“Filmada en Sudamérica, donde la vida es
barata”.
Cuando Snuff se estrenó en los cines de Nueva York, causó un enorme revuelo: activistas de los derechos humanos, feministas, y el público en general estaban asqueados por la idea del film. Pero rápidamente la gente se dio cuenta de lo burdo de los efectos especiales, que no dejaban lugar a la duda, y al alivio: la película no era más que una actuación, sumada a una excelente campaña de marketing.
Cuando Snuff se estrenó en los cines de Nueva York, causó un enorme revuelo: activistas de los derechos humanos, feministas, y el público en general estaban asqueados por la idea del film. Pero rápidamente la gente se dio cuenta de lo burdo de los efectos especiales, que no dejaban lugar a la duda, y al alivio: la película no era más que una actuación, sumada a una excelente campaña de marketing.
Tras el escándalo, la policía investigó
el film, y el productor debió retractarse y agregar
una leyenda: “nadie fue lastimado en la filmación
de esta película”.
Desde entonces muchas son las supuestas películas
snuff que han ido apareciendo, si bien prácticamente
todas han sido desmentidas. El secretismo y la ilegalidad
que rodea este mundo hace imposible determinar si es
una realidad o una leyenda urbana.
Nuestro colaborar Natán
Soláns experto en efectos especiales, caracterizaciones y habituado a desarrollar
efectos gore y sangrientos asegura en este artículo,
que amablemente nos envió, haber presenciado para su
desgracia una de esas películas. El artículo
como bien explica el mismo autor trata de alejarse de
detalles escabrosos y desagradables pero es un interesante
documento para comprender lo sombrío de los ambientes
donde se mueve el universo snuff.
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