Desde hace algún tiempo se rumorea que las películas de Chucky, el muñeco asesino, se basaron en parte en el caso del Muñeco Robert, que actualmente tiene más de 100 años. A primera vista Robert es solo un muñeco de trapo, que representa en tamaño real a un pequeño niño marinero, que viste de blanco y lleva un osito bajo el brazo. Sus ojos son negros, pequeños e inexpresivos, carentes del realismo que usualmente se ve en las muñecas embrujadas; sin embargo, algo habita en Robert, y eso ha hecho que su presencia siembre el terror en cada inocente familia que ha tenido el infortunio de poseerlo, pues nunca faltó quien afirmara que Robert se movía, que estaba vivo...
EL ORIGEN DEL TERROR:
Los padres de Otto señalaron que a menudo le oyeron hablar con su muñeco. Pronto comenzaron a escuchar que El Muñeco Robert respondía en las conversaciones, e inicialmente creyeron que Otto estaba simplemente cambiando su voz; pero, cuando los vecinos dijeron haber visto al muñeco moviéndose solo desde una ventana a otra cuando no había nadie en la casa, llegaron a sospechar que El Muñeco Robert estaba vivo.

La familia de Otto y sus vecinos no eran las únicas personas que presenciaban las extrañezas del muñeco, pues varios invitados juraron que, al mirar a Robert El Muñeco, éste había cambiado de expresión e incluso parpadeado. De hecho, algunos huéspedes terminaron por finalizar sus visitas únicamente porque el muñeco los había asustado, aunque esto también se dio con trabajadores, como un fontanero que salió corriendo después de que vio al Muñeco Robert, volvió a trabajar, volvió a mirarlo y se encontró con que éste le hacía una mueca burlona y malvada.
OTTO SE HACE MAYOR:
Cuando Otto perdió a sus padres, él y su esposa heredaron la casa familiar y, cuando estaban instalándose (Otto se había ido a vivir a un sitio alquilado), encontraron al Muñeco Robert en el ático de la casa. Apenas descubierto el muñeco, la esposa de Otto se quejó de haberle visto cambiar de expresión, y le pidió a su marido que lo encerrase bajo llave, pero Otto se negó y dijo que el muñeco debía tener su propia habitación, desde la cual pudiese ver la calle...

Posteriormente, el rumor del muñeco maldito corrió y, los niños que pasaban por ahí cuando iban o regresaban de la escuela, terminaron adoptando el hábito de pasar por la calle que no daba a la casa de Otto, ya que contaban que El Muñeco Robert les hacía gestos burlones... Por su parte, Otto decía que a veces el muñeco aparecía en una mecedora dela planta baja, que su esposa no lo había puesto ahí, que lo subía de nuevo al ático y después lo volvía a encontrar en la mecedora, habiendo estado atento a que nadie lo sacase del ático.
TRAS LA MUERTE DE OTTO:
En el año 1974 Otto falleció y su esposa Anne, guiada por una mezcla de respeto y temor, no quemó al Muñeco Robert, sino que lo metió en un baúl con llave, dentro del ático de la casa, que para aquel entonces ya se conocía como la Casa del Artista, gracias a la fama del difundo Otto.
Ahora bien, tiempo después una familia de tres (padres e hija) se mudó a la Casa del Artista (la casa del difunto Otto) y, cuando descubrieron al Muñeco Robert, la niña pequeña, que en aquel entonces tenía solo 10 años, quedó fascinada con el muñeco y le tomó cariño, queriendo conservarlo.
Otra vez la historia del lobo disfrazado de cordero se repitió, pues primero la niñita simplemente informó que, sin explicación alguna, las muñecas que estaban cerca de El Muñeco Robert habían aparecido decapitadas... ¿Sería Robert? Sí, y eso lo supo poco después, porque sus padres la empezaron a escuchar gritar de noche, ya que Robert se movía por la habitación y a veces intentaba atacarla... Los padres de la niña sabían que algo pasaba, aunque la versión del muñeco viviente no acababa de convencerlos; sin embargo, encerraron a Robert en el ático después de que encontraran al perro de la familia fuertemente atado con cable en la sala de estar, ya que era un poco inverosímil pensar que su pequeña hija había perdido la cabeza y que el animal se había dejado atar de esa manera... Como se ve, esto ya hizo que sospecharan, aunque aún no estaban plenamente convencidos de que Robert tenía vida, pero los años pasaron y su hija, ya convertida en una mujer adulta, continuaba afirmando que Robert estaba vivo y era malvado...
UN MUÑECO EXITÓSAMENTE MALDITO:

Bien se ve que la gente continúa temiéndole a Robert, y la mayor muestra de eso son las numerosas cartas que cubren las paredes del museo, solicitando que Robert sea exorcizado para que deje de estar maldito...
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